Escritura reveladora

El gran escritor nacional, profesor, fundador e integrante de «Alta Marea» y «Rapsodas Fundacionales», regaló su opinión sobre la novela de Patricio Barrios Alday «Santa puta de la Trinidad»… un honor, un gran honor…

Luis Araya Novoa

De las vicisitudes imposibilitadoras del beneficio pleno y dichoso existencial, es la que expone en su décima producción literaria el escritor chileno, de la decimoquinta Región Arica y Parinacota, Patricio Barrios Alday, gestándola en un formato de novela, publicada en octubre de 2021, y titulándola “Santa puta de la Trinidad”, obra que desde el título reseña el dramático destino de la joven que siendo generosa y humanitaria es víctima de la crueldad y el salvajismo humanos. De aquí el insoslayable estilo lingüístico, provocador de imágenes condolidas, con certera inducción artística literaria para obtener de los posibles lectores una lectura conmocional de los sucesos relatados, y de aquí también, el detalle extendido del trámite inconcluso para lograr el reconocimiento institucional eclesiástico de la beatificación de una humanidad martirizada. Por esto, convincente es que la pretensión narrativa de la novela es conseguir, de parte de sus leyentes, una sensitiva y favorable disposición anímica similar a la que la comunidad manifiesta en la esquina de Lucas Martínez de Begazo y Avenida La Concepción del barrio San Agustín de Santiago, solicitando de la “animita” de María de la Trinidad Gacitúa Gacitúa intermediación para recibir “favores divinos”, además de coordinar, según apreciación metafísica de cada cual, con respecto a lo que Patricio Barrios asevera en páginas 47 a 53 de su libro “Arroz graneado”, y que es rescatar la proyección vital realista mágica en la identidad y pertenencia hispanoamericana. La lectura de la novela se torna así imprescindible, tanto por lo acontecimientos que en lla se narran como por la visión antropológica con que se expresa su contenido, expuesto con conciencia amparadora y respetuosa de la vid del semejante más que a la de sí mismo, y se vuelve luminosa y clarividente en los emotivos y añorantes epígrafes transmitidos acorde al sentido y orientación de cada episodio vivencial referido. Los epígrafes citados, junto con retroalimentar el aspecto que a continuación se explica, constituyen un aliciente efectivo para la lectura permanente de las peripecias contadas, impulsando la tensión cada vez más conmovedora e injusta del transcurso existencial de María de la Trinidad, de modo que como recurso expresivo literario, son evidentes y meritorios complementos de un relato que gracias a ellos fortalece y comunica su inquietante configuración dramática. Por ello, leer “Santa puta de la Trinidad” no es pasatiempo de un momento para ser olvidado sin requerir releer algunas de sus páginas, pues su relectura es aprendizaje para ser mejor persona, “para mirar más al que está al lado, a la que se sienta a la izquierda, a la de la derecha… cada uno de ellos y de ellas tiene mucho que enseñarnos de la vida, de la historia, y sobre todo de los sueños”, tal sostiene Patricio Barrios en páginas 67 y 68 de su autobiográfico compendio cronístico “Arroz graneado”. ¡A leer y releer, pues, “Santa puta de la Trinidad”!

Luis Araya Novoa

Escritor

Arica, jueves 11 de noviembre de 2021(17:00 a 19:00 horas)

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