CUANDO SE ENCARNA EL PESO DEL SABER, LA PRÁCTICA, LA HISTORIA Y LA MEMORIA

FERNANDO MONTANARES LETELIER

¿Cómo comenzar a escribir el prólogo de un libro tan importante como el que tenemos en las manos? Debuto en este rol con honor por la gran importancia que tiene justamente la producción de conocimiento que se despliega en las siguientes páginas, y que dan cuenta de la maceración de un pensamiento de años de vida (y de circo…), que dan como resultado una pieza de aporte invaluable para la práctica escénica local y nacional, ya que es el único documento publicado en esta geografía que nos acerca al patrimonio cultural y la práctica del folclor desde la perspectiva de la escenificación, poniendo énfasis en la relación ética y estética como una relación indivisible para la creación.

No podría ser escrito este libro por persona otra que no fuere quien su autor es, mezcla de culto rapsoda, narrador oral, y orquestador no solo de trabajo escénico, sino que de una gestión cultural impactante y nutritiva que ha marcado pauta en el quehacer artístico regional, me refiero a Patricio Barrios Alday, escritor, Investigador y Docente de Cultura Tradicional.

Patricio Barrios Alday, el Chinchorro original, como me he atrevido a llamarle, es un baluarte regional que carga sobre sus hombros un peso muy particular: El saber, la práctica, la historia y la memoria. Quien no lo conozca, al menos en la ciudad de Arica una situación difícil de acontecer, puede reconocerle a lo lejos con su paso firme y calmo, con el peso de una vida sobre sus hombros y la marca de esa vida en su huella. Su voz, grave y ronca, es aún potente y transmite sabias palabras perfectamente escogidas para cada momento. En su persona, conviven el pasado, el presente y el futuro; Pasado en tanto su cuerpo encarna un saber único acumulado con la vida de bagaje cultural, presente manifestado en su chispa inextinguible creativa y próspera que mantienen su vigencia en la escena local, y futuro ya que es prueba y promesa de trascendencia, sembrando en nuevas generaciones su palabra que florece como curiosidad, entusiasmo y admiración.

Su carrera, vivamente ligada al mundo del Folclor, ha sido ya en la cúspide de su desarrollo un constante ir y venir de premios y galardones: En 2016 obtiene “Premio a la Trayectoria Artística Cultura Regional” en los Premios Regionales de Arte y Cultura de Arica y Parinacota. En 2018 obtiene la Medalla al Mérito otorgada por la Municipalidad de Arica y también es declarado Embajador de la Cultura Chinchorro por la Ilustre Municipalidad de Camarones, debido a su aporte consustancial a la difusión del patrimonio cultural Chinchorro. En 2021, y a muy merecido trabajo, obtiene el Premio Nacional Margot Loyola, por ser un aporte y un legado viviente de la preservación, protección y difusión de la cultura tradicional. Estos se suman a muchos otros galardones que ocuparían la página completa de este prólogo, y que a mi juicio dan cuenta de una prolífica carrera que lo posicionan en la categoría de artista investigador, uno que está preocupado por la salvaguarda de saberes y también en la actualización constante de las certezas que dialoguen con el mundo contemporáneo.

Esta categorización no es aleatoria. Dice Jorge Dubatti que EL ARTISTA INVESTIGADOR es quien “[…]produce pensamiento a partir de su praxis creadora, de su reflexión sobre los fenómenos artísticos en general, la docencia, la gestión, etc. Además de una vasta y sólida producción artística, el artista-investigador posee una práctica teórica resultante de la reflexión sobre su hacer. Teatro y teoría teatral se establecen como campos complementarios, inseparables, de su labor artística. Creación de la teoría y teoría de la creación. El pensamiento como otra de las formas del arte.”

La producción de conocimiento en el caso de Patricio Barrios Alday es una constante de su carrera. Es un hombre de escenarios, y también es un ávido literato de pluma ágil que con un espíritu de cronista testa constantemente lo que ve y piensa, legándonos un corpus de obra muy basto que permite dimensionar la implicancia que ha tenido su trabajo en la vida cultural de Arica y Parinacota. Justamente una de sus últimas publicaciones “Arroz Graneado” (2021) es la recopilación de diversos textos de periodos distintos que permiten vislumbrar su pensamiento estético. Nuevamente el peso de la del saber, la práctica, la historia y la memoria se encarnan.

Anne Bogart, importantísima directora americana y mi gran inspiración, en su libro “Antes de Actuar” indica que: “La labor del poeta […] consiste en recordar donde están los pozos de agua potable. La supervivencia de todo el grupo depende de los escasos pozos que se encuentran diseminados por el desierto. Cuando su pueblo se olvida de donde está el agua, el poeta puede conducirles hasta ella.” En este pequeño extracto, el agua es, según dice su autora: Que metáfora tan acertada para la función del artista en cualquier cultura. El agua es la historia, la memoria y el elixir de la experiencia compartida.»

Puedo decir que a lo largo de su carrera Patricio Barrios nos ha conducido al agua de aquellos pozos aquí en el desierto mismo, con acciones, palabras y escritos ha mantenido viva la memoria de la práctica y hoy se cristaliza aquello en un libro que está lejos de ser un manual y es más bien una largo soliloquio que traspasa, igual que en la antigüedad, el conocimiento por medio de la narración, cuenteria que nos sugiere de manera simbólica el posicionamiento político, en tanto postura, para aproximarse al trabajo creativo, me atrevería a decir incluso más allá del mundo folclórico, a modo de praxis vital.

Comúnmente, y de manera muy somera, se piensa en el Folclor como un conocimiento definitivo, un modo de hacer que se quedó petrificado en el tiempo y que con ello se le observa con énfasis museístico, mostrando justamente aquello que se mantiene conservado como objeto de culto que es inmodificable. Es en este ámbito donde se nos olvida que el folclor es parte de las tradiciones culturales de un pueblo, y que estas, al igual que los seres humanos, crecen, se modifican y también cambian, tienen una evolución que se actualiza con su temporalidad. Es por esto que nunca cocinaremos como nuestras abuelas, por más que tengamos los secretos, porque los alimentos que usamos para llevar a cabo esas recetas no son los mismos, han sido cultivados diferentes, y por lo tanto la misma receta, que es el patrimonio familiar, se modifica en su práctica ya que el elemento temporal impide que se mantenga tal cual. Esta condición de mortalidad, que además no es otra cosa que abrazar la condición humana de finitud, es justamente lo que permite que las tradiciones tengan resonancia en la contemporaneidad, y es justamente ese lugar el que usualmente se olvida ya que pareciera que hacer folclor es repetir un modo de hacer vaciándole de su sentido ritual original el cual, por supuesto, conlleva necesariamente una actualización por medio de nuestro acercamiento temporal a esa práctica.

El presente libro refresca la mirada sobre la escenificación y la práctica folclórica, justamente porque complejiza, no para hacer más difícil, sino que, para volverlo más profundo, el planteamiento de poner en escena un material vivo, proveniente de la tradición y su supuesta conservación o transformación.  Valentina Pávez, fundadora de Danza en Cruz, diría: “Hay que hacer creación y no copiación”, y aquí encuentran sus palabras también un aliado en el escrito de Patricio, ya que la complejidad en la cual nos involucra al proponer posturas estéticas que son éticas y por tanto políticas, nos obligan a decidir en un acto creativo que implica la violencia de decidir, de tomar partido.

Dice Patricio en su libro: “[…]la realidad no es una representación ni es posible representarla en toda su dimensión. La realidad es algo presente –con toda su carga de pasado- que podemos presenciar. Y la presencialidad es la verdad y es el vivir. Lo otro, la representación, es tratar de reconstruir una verdad mediante una ficción.” 

Inmediatamente se puede percibir el carácter creativo de su pensamiento. Al proponer que la realidad no es posible capturarla en su totalidad, sino que más bien solo vivirla, se vislumbra de modo automático la herencia vivaz de los pensamientos del arte de vanguardia del siglo XX. Una subversiva necesidad de construir un hecho artístico que no sea un reflejo metonímico de la realidad, sino que una realidad poética en si misma, ya que se entiende el arte artificioso para intentar capturar ese pedazo de realidad que plasma sobre el cuadro, el libro o la escena, haciéndole parecer la vida misma, sazonada e intensificada, más una vida distinta, poética, con sus propias reglas.

Todo lo expuesto en las páginas próximas de DE LO SIMBÓLICO A LO EXPLÍCITO

Y DE VEZ EN VEZ AL REVÉS, es un manifiesto artístico del más puro estilo que aquellos que los europeos de inicios del siglo XX hicieron en sus grupos llamados “Vanguardistas”, y si pudiera bautizar su ismo, me atrevería a decir que Patricio Barrios con este escrito funda el “Folclorismo de Vanguardia”, hecho tardío en palabra puesto que su obra lo manifestó claramente muchos años antes con las impactantes puestas en escena que le dieron el reconocimiento que tiene hoy.

Podría decir que el Folclorismo de Vanguardia del “Chinchorro Original” (Término acuñado para referirse a su persona a propósito de su basto trabajo sobre la Cultura Chinchorro), es un llamado a la acción para evitar el aura museística que muchas veces las prácticas de la escenificación del Folclor tienden a tener, y terminar con nuestra nostalgia del pasado con un afán conservador en tanto trozo de la realidad anquilosado, lo que de manera trágica nos conducen solo a un intento perenne de reconstituir un pedazo de vida y de fiesta extinto, vaciado de su fecundidad y escindido de su condición de vida, y en sus propias palabas: la que “Es un espacio dinámico y renovador del cuerpo social que se carga de fertilidad y que, a la vez, es depositario fecundo de lo aprendido y lo aprehendido en términos cognitivos y de identidad y no necesariamente un simple espacio físico.”

Para terminar y hacer honor al titulo pomposo de este prólogo, quisiera decir que en las páginas de este libro se corporeiza un segundo cuerpo de Patricio Barrios, el cuerpo de sus ideas en el plano material, este segundo cuerpo, el cuerpo invisible de su pensar, es el traspaso total de un camino de vida largo, arduo y lleno de trabajo y amor profundo por la región de Arica y Parinacota, sus tradiciones, su gente y su cultura. En el cuerpo de este libro se materializa la unión de los saberes de su padre, de su madre, de su progenie y también de la extensión de su propia persona en los años del Intin Wawanakapa. Este segundo cuerpo encarna justamente el peso de ese saber, lleno de una rica historia de vida y arte que indivisible se mezcla con el patrimonio cultural y la identidad local, y por tanto su memoria.

DE LO SIMBÓLICO A LO EXPLÍCITO Y DE VEZ EN VEZ AL REVÉS es necesariamente el dibujo en la caverna, el petroglifo en el cerro, el cuerpo momificado, el templo redescubierto que desde el futuro nos permite ver el pasado y hacernos preguntas, cuestionar nuestra propia práctica y nutrir nuestro saber para no ceder ante esa nostalgia que ataca y reconocer solo en la arqueología o la práctica folclórica anquilosada el halo de vida que el pasado ha tenido, sino que desde la posición en el mundo contemporáneo pararse a mirar aquello, reconocerlo, ponerlo en valor, y darle una lectura permeante que dialogue ética, política y estéticamente con el mundo que se pisa.

Arica, 06 de marzo de 2021

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