SABORES DE MI MEMORIA

“A rey muerto, rey puesto”; “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”; “al pan pan y al vino vino”; “dime con quién andas y te diré quién eres”… o “ajo pal carajo, cebolla pa largolla”: forman parte de la tradición de un país que sigue alimentando (ya me dio hambre) una cultura que es dinámica y se enriquece día a día con colores, olores y sabores.
También se escucha la posibilidad de definir hasta características antropológicas con una adecuación de un antiguo refrán que se puede transformar afirmando “dime qué comes y te diré de dónde eres”. Claro, porque en este país tan largo y diverso no es lo mismo
-por geografía, por historia y por memoria- haberse criado con curantos o con guatias, con cazuelas de pava o kalapurkas, con tortillas de rescoldo o choclos guateados… no deja de ser interesante esta posibilidad de descubrir
identidades y sentidos de pertenencia a través de las gastronomías regionales.