Cristóbal es un niño de Santiago, de la capital de Chile. Tiene diez años. Su abuelo -Bernardo- es ingeniero agrícola, trabaja en el Ministerio de Agricultura, y lo envían a Arica para que trabaje con los campesinos de la región. Bernardo invita a Cristóbal a que lo acompañe, lo desafía a que vaya escribiendo un “diario de vida” dejando constancia de lo que vaya viendo… “¡Pero, abuelo, un diario de vida es cosa de niñas!”, le replicó. Aceptó escribir una especie de libro de novedades… dudó tanto Cristóbal… Se encontró con niñas y niños diferentes, con otro color de piel, otra manera de hablar, otros juegos y, sobre todo, otras historias que escuchó con mucha atención… ¡y aún sigue sorprendido! Este libro está escrito para niñas y niños. Contiene formas de vida, leyendas, mitos, ritos, costumbres de los pueblos que forman el gran pueblo de la región de Arica y Parinacota… Cristóbal quedó tan entusiasmado que ya le pidió a su abuelo Bernardo que lo invite otra vez. No importa a qué parte de Chile, porque piensa que se encontrará con tantas cosas nuevas, diversas, interesantes… y con otra forma de hablar, de jugar… de vivir… Tan entusiasmado que afirma que también escribirá todo lo que aprenda.